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las constelaciones zodiacales, y desde en- Su figura característica de “V” invertida
tonces quedó bautizado como “primer se eleva por el noreste bajo la constelación
punto de Aries” (aun cuando se encuentra de Aries y en forma simultánea con Orión y
en Pisces desde hace ya 2 milenios). Los su- el Can Mayor hacia el sur. Las Pléyades son
merios veían en esta constelación, a un el primer elemento de la constelación en
campesino abriendo el surco de la Eclíptica elevarse sobre el horizonte. Las estrellas
con el arado (Triangulum) tirado por el toro y Tau, que señalan los cuernos sur y nor-
(Taurus). Para la civilización grecorromana, te, respectivamente, aparecen bajo la “V”
Aries representaba el vellocino de oro en la 1½ hora más tarde.
gesta de los Argonautas. El punto que marca el Solsticio de junio
(máxima declinación norte de la eclípti-
Taurus (Tau), el «Toro» ca) ,se encuentra en el este de Taurus, muy
cercano a su borde con Gemini, y coincide
Constelación zodiacal transitada por el con las 6 horas de ascención recta.
Sol desde mediados de mayo hasta la 3ª se- Aldebarán: estrella representa el ojo
mana de junio. Es indudablemente una de del Toro; su nombre de origen árabe signi-
las constelaciones más antiguas conocidas, fica “el que sigue” (a las Pléyades). Aldeba-
y una de las cuatro que formaban el Zodía- rán era una de las cuatro estrellas reales de
co arcaico: en el 4.000 A.C. Taurus acompa- la antigüedad (junto a Régulo, Antares y Fo-
ñaba al Sol en el Equinoccio de marzo malhaut); actualmente sabemos que es una
(primavera en el Hemisferio Norte), y se le gigante anaranjada 44 veces más grande
asociaba entonces a la fertilidad de la tie- que nuestro Sol, y a 65 años luz de distan-
rra. cia.
Aldebarán pertenece al grupo de estre-
llas de 1ª magnitud que pueden ser oculta-
das por la Luna dada su cercanía a la Eclípti-
ca (las otras son Régulo, Spica y Antares).
Estudiando los registros de una ocultación
en particular ocurrida en Atenas en el año
509 D.C., E. Halley descubrió que Aldebarán
se había desplazado 4’ al sur en el tiempo
transcurrido desde aquel evento.
En 1718, y luego de estudiar otros anti-
guos registros de Arturo y Sirio, Halley
anunciaría el descubrimiento del movi-
miento propio de las estrellas, es decir, el
progresivo cambio de posición en la esfera
celeste debido a su movimiento relativo al
Sol.
ACHAYA 29 Ene — Feb 2019